Sin duda, el presente de los nutricosméticos es muy diferente al de años pasados. Actualmente se buscan formulaciones de origen natural a base de vitaminas, minerales y oligoelementos, extractos de plantas o colágenos de alto valor biológico. También se ha avanzado en lo referente a las presentaciones de estos productos, para que sea más fácil su ingesta y además tengan una biodisponibilidad elevada (cantidad de producto con actividad biológica). Es más, estamos frente a una disciplina muy amplia, que ofrece al consumidor una gran diversidad de productos, de ahí que se sigan analizando nuevas formulaciones que abran nuevas vías de estudio y análisis profundos.
Lo que hay que tener muy claro es que la acción de la nutricosmética adquiere sentido total cuando se le acompaña de una buena rutina de cuidado de belleza. Estos complementos alimenticios suponen una filosofía de tratamiento a largo plazo, por lo que se requiere ser constantes en su seguimiento. Una ingesta de suplementos dietéticos puede evidenciar una mejora de la calidad de la piel transcurridos varios meses de su uso. Es evidente que el sustrato interno de la piel es fundamental para una buena calidad de la misma. La belleza desde dentro es necesaria, pero la cosmética tópica complementa, en todo momento, los tratamientos de antienvejecimiento cutáneo, con unos resultados más rápidos, aportando mejoría en la hidratación y en la textura superficial cutánea. Por tanto, la nutricosmética y los complementos alimenticios favorecen la acción de los cosméticos tópicos, intensificando los resultados de los mismos.
Lee el artículo completo en la edición de junio-julio de NUEVA ESTÉTICA.
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