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LA CIENCIA DETRÁS DE LOS COSMECÉUTICOS

Por Nueva Estética

Dermocosméticos, cosmecéuticos o cosmética médica, todos estos nombres forman parte de un mismo concepto. Se trata de una nueva generación de productos que ya han sentado cátedra en el sector y que garantizan a la profesional una efectividad extrema. Haizea Felices (Care & Beauty REVIDERM), técnica de farmacia, máster de cosmética y dermofarmacia, nos explica porqué estos cosméticos se están ganando una excelente reputación.

 



Cuando se trata del cuidado de la piel, no es ningún secreto que los consumidores son cada vez más exigentes, no solo buscan productos agradables, sino que además demandan beneficios visibles que mejoren el aspecto y la salud de su piel de forma rápida y duradera. Por otro lado, un ritmo de vida acelerado con el consecuente estrés, la exposición a la contaminación y hábitos no saludables atacan constantemente la estabilidad de la piel. Esto requiere de soluciones inteligentes y altamente efectivas que den respuesta a tan altas reivindicaciones. Es justo aquí donde entran en juego los cosmecéuticos, un híbrido entre la cosmética y la farmacia que ha cambiado las reglas del juego del sector.
 
A falta de una definición legal, cuando hablamos de dermocosmética médica o de grado clínico, todo comienza con un profundo conocimiento de la piel, de sus estructuras y su metabolismo, así como de las causas subyacentes de las diversas afecciones cutáneas y los estresores que la dañan y alteran. Un cosmecéutico debe abordar integralmente la piel y tratarla en su totalidad, desde la superficie hasta su profundidad, en lo macroscópico y en lo microscópico. Para garantizar el máximo efecto posible debe ofrecer soluciones con un alto grado de individualización, que permita adaptar los tratamientos profesionales y rutinas domiciliarias de principio a fin a las particularidades de cada usuario. Por definición debe ser compatible con tratamientos médico-estéticos con medios tanto preparatorios como postprocedimiento que actúen en sinergia minimizando los efectos no deseados y potenciando los beneficios.
 
En la cosmeceútica el resultado es el objetivo, el aroma, la textura y la experiencia no se olvidan y se les da la debida relevancia, pero retroceden a un segundo plano. Este tipo de productos contienen ingredientes clínicamente probados, cuya seguridad y eficacia para mejorar la salud de la piel se ha estudiado y probado exhaustivamente. Entre los activos se pueden encontrar antioxidantes, péptidos, retinoides y factores de crecimiento entre otros. No solo deben ser productos con alta concentración de activos, además, su selección debe ser rigurosa. Un mismo ingrediente puede presentarse en diferentes formas moleculares, su biodisponibilidad, estabilidad y por tanto actividad varía enormemente según su estructura. En el caso de los ingredientes que se obtienen de orígenes naturales como los extractos de frutas y plantas, la calidad de la materia prima es fundamental y deben ser altamente purificados para asegurar una concentración relevante de las formas activas del principio deseado y desechar o minimizar otras sustancias no tan deseadas, como ciertos terpenos como el limoneno o el geraniol que tienen un potencial alérgeno elevado.
 
Lee el artículo completo en la edición de mayo de NUEVA ESTÉTICA.
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