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ÁCIDO LÁCTICO Y LACTOBIÓNICO: SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

Por Nueva Estética

De los ácidos se podrían hacer muchas tesis doctorales, nuestro propósito es simplificarte la teoría sobre dos de ellos que están de moda y, aunque suenan parecidos, su acción es bastante diferente habalmos del ácido láctico y lactobiónico, los cuales tienen una función exfoliante. El primero lleva de moda años y lo tenemos más interiorizado, mientras que el segundo es menos habitual, pero no por ello peor, solo diferente. “Tanto el ácido láctico como el lactobiónico tienen como función exfoliar la piel, aunque aporten también otros beneficios extra”, comenta la cosmetóloga y biotecnóloga en Byoode Sonia Ferreiro. “Su nombre se parece porque tienen un mismo origen, pero hay una diferencia a en su proceso de creación que da como resultado dos activos diferentes”, añade Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de Perricone MD. Vayamos más allá para entender de qué hablan las expertas.

 


LA LACTASA COMO PUNTO INICIAL
La fuente inicial del ácido láctico y del ácido lactobiónico es la misma. “Se suelen extraer de la lactasa, una enzima que encontramos en los lácteos”, sostiene Marta Agustí, directora técnica de Boutijour. “Para obtener cada uno de los activos, se hace un proceso de fermentación. Con ello, oxidamos la enzima y de ahí resultan varias moléculas entre las que están estos ácidos”, desarrolla Raquel González, cosmetóloga y directora técnica en Perricone MD. Las expertas aseguran que en el mismo proceso de fermentación aparecen las dos moléculas. “Las moléculas más pequeñas forman el ácido láctico y las mayores, el ácido lactobiónico”, aclara Mireia Fernández, directora técnica de Omorovicza, firma que trabaja con los dos activos en sus fórmulas. 
 
EL TAMAÑO IMPORTA
La diferencia del tamaño de las dos moléculas resulta ser lo fundamental para que estos ácidos sean diferentes, tanto es así que ambos se catalogan dentro de distintas categorías. “Mientras que el ácido láctico es un alfahidoxiácido, el lactobiónico es un polihidroxiácido”, añade Ana Yuste, experta cosmética y asesora de rutinas en Purenichelab.com.  De hecho, “el ácido láctico ofrece mayor actividad exfoliante por poder penetrar más profundamente, pero también requiere más período de adaptación a él, ya que pueden surgir efectos secundarios a nivel de irritación al inicio de su uso”, comenta Isabel Reverte, directora técnica de Ambari.
 
BENEFICIOS PRINCIPALES DE CADA UNO
Partiendo de que ambos son exfoliantes, los dos trabajan eliminando las capas superficiales de células muertas de la piel. “Las células muertas se suelen quedar adheridas al tejido nuevo por unas cadenas, los queratinocitos. Los ácidos exfoliantes son unos aliados magníficos para romper esas cadenas y facilitar que la piel vieja se desprenda”, comenta Estefanía Nieto, directora técnica de Medik8. “Además, ofrecen acción antioxidante en la piel y promueven la regeneración celular, pudiendo tratar signos de la edad como la hiperpigmentación o las líneas y arrugas”, añade. Pero, más allá de ello, cada ácido tiene sus particularidades. Del ácido láctico podríamos decir que “por su bajo peso molecular, penetra más en la piel y es más activo. Actúa más rápido. Aparte, es un ácido que de por sí hidrata la piel y ayuda a que éste se auto hidrate. También es ideal para evitar brotes, puesto que equilibra los niveles de pH de la piel y favorece una correcta flora cutánea”, analiza Isabel Reverte, directora técnica de Ambari, marca especialista en trabajar con los ácidos exfoliantes. Finalmente, el ácido lactobiónico, ya que su molécula es mayor, “resulta menos irritativo y es ideal para pieles más sensibles que, aunque necesitan exfoliación, requieren que se haga de forma más suave y paulatina”, determina Mireia Fernández, directora técnica de Omorovicza, quien añade: “el ácido lactobiónico ayuda a mantener las fibras de colágeno en la piel y favorecer síntesis de nuevas fibras, ya que inhibe unas enzimas, las metaloproteinasas de la matriz, culpables de su degradación. Por todo esto, ayuda a las pieles a verse más uniformes, luminosas y jugosas”.
 
CUÁL ELEGIR
Dependerá del tipo de piel y de las necesidades de cada persona. “En pieles más entrenadas y acostumbradas a otros activos como el retinol u otros ácidos, se deberá soportar fácilmente un ácido láctico. Por otro lado, un lactobiónico puede servir a pieles más sensibilizadas o que están empezando con exfoliantes, así como a pieles que buscan prevenir los signos de la edad o la presencia de puntos negros, ya que refinará el poro en la superficie”, añade Estefanía Nieto, directora técnica de Medik8. De todas maneras, se pueden usar juntos, de hecho hay productos que incluyen ambos activos en la fórmula. “En productos que incluyan el ácido láctico y el lactobiónico unidos, lo que se busca es trabajar más rápido en las diferentes capas de la piel, realizando más peso con el láctico en aquellas más profundas y con el lactobiónico en la superficie”, concluye Mireia Fernández, directora técnica de Omorovicza.
 
 

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