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ESPECIAL BELLEZA
CUIDADOS POST-VERANO

Cuidados POST-VERANO

Dicen que quien da, recibe... y así es; la piel es el vivo reflejo de las atenciones que se le ofrecen a lo largo de su vida. Además, es extremadamente caprichosa y pide lo que necesita en cada momento. si no se le atiende como ella espera, se revela mostrando su peor cara.

Tras las vacaciones, supuestamente ésta debería estar más descansada que nunca pero, aunque parezca una contradicción, no es así. los excesos del verano le pasan una factura y bastante alta. los 5 problemas que le han salido más caros son: la aparición de fotoarrugas, la falta de hidratación, los daños en la estructura cutánea, la formación de manchas y la carencia de luminosidad.

De ahí que sea imprescindible poner en marcha una estrategia de contraataque. los beauty planes que te presentamos en este especial tienen un claro objetivo: borrar las arrugas, reponer los niveles de agua, reparar su arquitectura, eliminar las hiperpigmentaciones y renovar su aspecto.

 

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1 Deshidratación cutánea

déficit de agua

La exposición prolongada al sol se traduce en una falta de hidratación en la piel, aunque no hay que olvidar que la sequedad cutánea es un problema multifactorial.

 

SUSANNA UTRILLO

Dpto. I+D Montibello

 

La piel cuenta con una serie de mecanismos, estructuras y procesos que contribuyen, de manera natural, a mantener un estado óptimo de hidratación cutánea. Sin embargo, esta capacidad auto-reguladora del organismo puede verse alterada por diversos factores:

Factores externos, como puede ser las agresiones medioambientales (el frío o el calor, el aire acondicionado, al excesiva calefacción, contaminantes ambientales, etc.)

Factores internos, como pueden ser ciertas enfermedades o la edad.

Estos factores rompen el equilibrio natural de hidratación y provocan un déficit de agua en mayor o menor grado debido a que:

El proceso de regeneración celular se ralentiza. La piel se renueva de manera más lenta, provocando que las células muertas se acumulen sobre las nuevas, creando una capa impermeable que dificulta la absorción correcta de principios activos y su propia oxigenación. Esto da lugar a un engrosamiento de la capa externa de la piel y a un proceso de descamación, dando como resultado una piel áspera al tacto y visualmente mate y apagada.

El proceso de auto-hidratación disminuye o no puede desarrollarse de una forma normal. Debido a la agresión de diversos factores la función protectora de la piel se debilita y se reduce su capacidad de retención de agua. El resultado es un estrés hídrico, una deshidratación en superficie (epidermis), provocada por unas pérdida de agua intracelular, una degradación de los desmosomas, una carencia de filagrinas y de ceramidas, un menor efecto barrera y una alteración del manto hidrolipídico. Si la agresión es continuada, esta deshidratación será profunda y afectará a la dermis, con la consecuente aparición de signos adversos como la pérdida de elasticidad y seguidamente el envejecimiento prematuro de la piel, dando lugar a finas arrugas de expresión.

Las variantes cuantitativas en el contenido acuoso de la piel son las que determinan su estado de hidratación, cuando esta capacidad de auto-hidratación desaparece o es insuficiente, la piel pierde su elasticidad, tornándose áspera, tirante y frágil. En este tipo de pieles suelen aparecen las denominadas “arrugas de deshidratación” en pómulos y en el contorno de ojos. Éstas son el resultado de una deshidratación profunda que afecta tanto en superficie (epidermis) como en profundidad (dermis). Por tanto, podemos afirmar que, el mantenimiento óptimo de hidratación en la piel es importante tanto desde el punto de vista estético como funcional, ya que una hidratación cutánea adecuada es la mejor prevención para mantener la piel joven y retrasar el envejecimiento cutáneo. Los síntomas para reconocer una piel que sufre deshidratación son: al tacto, la piel se mostrará áspera y seca.; a la vista, está agrietada, mate y en ocasiones enrojecida y descamada; y finalmente sensorialmente presenta sensación de picor y/o tirantez, fácilmente irritable y tendencia a reaccionar ante los cambios climáticos bruscos.

La deshidratación es un problema común que puede darse a cualquier edad y que afecta a todos los tipos de piel. Asimismo existen diferentes grados de sequedad o deshidratación cutánea, desde la ligera descamación y aspereza, hasta casos de fuerte descamación, grietas y prurito, en cuyo caso hablamos de “xerosis”. Llegados a este unto, la pregunta sería la siguiente ¿cómo responde cada piel a la deshidratación?

Piel grasa. La piel grasa es aquella en que la emulsión epicutánea es agua en aceite, debido a una secreción sebácea aumentada. Y auque parezca mentira, las pieles grasas y con tendencia a acneica también se deshidratan. Una cosa son los cúmulos de sebo y otra las partículas de agua que hay la piel. Es importante tener en cuenta que los limpiadores y las cremas tratantes seborreguladoras pueden alterar la barrera protectora y ocasionar reservas severas deshidrataciones,

Piel seca. La piel seca es aquella en que la emulsión es aceite en agua y presenta una secreción sudorípora disminuida, Su principal característica es la falta de hidratación en la superficie. Presenta un déficit en el aporte de lípidos en superficie y una escasa producción de factores naturales de hidratación. Razones por las que la función barrera de la piel se ve alterada y no son capaces de retener el agua.

Piel atípica. Es aquella en que la emulsión epicutánea es aceite en agua y, a diferencia de las pieles secas, presenta una secreción sebácea y sudorípara disminuida. En este tipo de piel la falta de sebo y de sudor conlleva a una alteración estructural epidérmica y del manto hidrolipídico dejándola expuesta y vulnerable.

 

2 fotoarruga

a la velocidad de la luz

La constante acción del sol sobre la piel desencadena en ésta importantes cambios estructurales responsables del  fotoenvejecimiento.

 

Siempre se ha dicho que la exposición solar acelera considerablemente el proceso de envejecimiento, y nadie lo pone en duda. De hecho los investigadores aseguran que las principales causas de la formación de arrugas se pueden resumir en dos: por una parte el envejecimiento cronológico y el estrés responsables de un 30% de éstas y por otra el envejecimiento medioambiental, principalmente causado por la acción de los rayos UV, y que tiene una influencia del 70%.

Desde luego, evitar por completo la acción de los rayos solares es imposible, ya que en mayor o menor medida cualquier persona se ve sometida a un cierto grado de exposición. Y aunque se tenga cuidado en la aplicación de protectores solares, la acción del sol no puede ser totalmente bloqueada. De hecho, sus efectos se acumulan en la piel a través de los años transformando las pequeñas líneas de expresión en arrugas profundas. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la piel del rostro es la más susceptible a presentar este tipo de arrugas, ya que está sometida diariamente al sol, por lo que no es de extrañar que presente signos más marcados de envejecimiento prematuro. De ahí que tras los excesos del verano sea imprescindible poner en marcha un plan de belleza de reparación express.

En definitiva, podríamos decir que la formación de las fotoarrugas se debe a cambios estructurales que se producen en la piel causados por la acción de los rayos UV. No obstante, hasta ahora el mecanismo exacto de su formación continuaba sin ser realmente aclarado.

Hoy, después de muchas investigaciones se ha logrado averiguar cómo se desarrolla exactamente la fotoarruga. La explicación es muy sencilla, después de exponer la piel a los rayos UV se observó que ésta mostraba automáticamente signos de “angiogénesis” anormal. Es decir, los rayos solares producen la formación de micro vasos capilares que surgen de los vasos ya existentes, algo que no se observaba en el tejido cutáneo normal.

Pero... ¿Cómo llegan a formarse estos micro vasos? Pues bien, se ha observado que la piel expuesta al sol experimenta una serie de infiltraciones de células de elastasa en los vasos capilares angiogénicos. Estas células provocan la degradación de componentes de la matriz dérmica, como la elastasa. De esta manera, los resultados mostraron una fuerte correlación entre la exposición a los rayos UV, la angiogénesis, el daño ocasionado en la dermis y la formación de arrugas.

MANCHAS en la piel

Las manchas son el tercer vértice del triángulo del envejecimiento, siguiendo muy de cerca a arrugas y flacidez. Signo evidente de la fotoedad, detrás de ellas se esconde su detonante número uno: el sol. La piel tiene un límite!!! Las radiaciones solares, los cambios bruscos de temperatura, la contaminación… suponen enemigos cotidianos, que alteran la  psicología cutánea. Porque, desengañémonos, la piel siente y registra cada uno de los daños en su código biológico, sin perdonarnos ningún descuido.

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Con el paso del tiempo, como respuesta a estas reiteradas agresiones, su capacidad de defensa disminuye, su grado de sensibilidad aumenta, y reacciona de manera desproporcionada ante las condiciones ambientales. Como consecuencia, ésta se ve incapaz de ejercer correctamente su función de barrera protectora. El resultado es una tez apagada, sin vitalidad, ni luminosidad, y lo que es más alarmante, con mayor predisposición a presentar manchas. Sus áreas favoritas son aquéllas que están más a la vista, es decir: manos, cuello, escote y, por supuesto, rostro.

Las manchas vienen provocadas por una aceleración en el proceso de formación de la melanina o bien por la interrupción accidental del mismo, causando una hiperpigmentación localizada, o bien unas despigmentación en determinadas zonas, dando así origen a dos grandes tipos de manchas:

  • Acromías Se dan cuado la piel carece de pigmento. Entre las más comunes encontramos el vitíligo y el albinismo.
  • Hipercromías Se trata de todo lo contrario, es decir, vienen producidas por un exceso de pigmento. Entre ellas encontramos las manchas seniles y otras alteraciones como el cloasma o máscara de la embarazada.

 

¿Cómo se pigmenta la piel?

El color de la piel viene determinado por un complejo proceso en el que intervienen diferentes actores. Cada uno de ellos tiene una misión específica y “entra en escena” justo en el momento preciso. La correcta coordinación entre todos ellos es imprescindible para que todo funcione como se espera. Para entender mejor el “intríngulis” de este complicado sistema, hay que tener muy claros estos conceptos clave:

Melanogénesis Es la respuesta natural de la piel para protegerse frente a la acción nociva de las radiaciones solares. Consiste en la fabricación de melanina en el interior del melanocito, célula situada en la capa basal de la epidermis que pasa por distintos procesos de oxidación y difusión hasta llegar al estrato córneo.

Pigmentación Es la protección natural de la piel frente a las radiaciones solares. En este sentido, la melanina, pigmento intracelular, se encarga de  absorber la luz visible, especialmente la luz ultravioleta, protegiendo la piel de sus efectos nocivos. La síntesis de melanina se realiza en la capa más profunda de la epidermis, en el interior del melanocito, en un orgánulo llamado melanosoma. La materia prima para fabricar la melanina es un aminoácido llamado tirosina, que llega a los melanosomas por un proceso de difusión.

La tirosinasa es una enzima clave en la melanogénesis, que inicia un proceso de oxidaciones a través del cual la tirosina se convierte en DOPA, y luego en DOPAquinona; punto común de arranque de la síntesis de feomelaninas y eumelaninas.

Los melanosomas contienen la melanina que se traspasará por unas ramificaciones del melanocito (dentritas) a los queratinocitos. En los queratinocitos se rompen las membranas de los melanosomas y la melanina se distribuye dentro de estas células, protegiendo el ADN celular de las radiaciones ultravioleta. Los queratinocitos exhiben un proceso continuo de diferenciación y emigración por las diferentes capas de la epidermis, hasta llegar al estrato córneo.

Queratización Es la proliferación y diferenciación de los queratinocitos en corneocitos. La melanina queda dentro de los corneocitos y se elimina por el proceso natural de descamación del estrato córneo.

Los melanocitos sintetizan simultáneamente 2 tipos de melanina. Si embrago, ciertos factores genéticos dan predominio a una u otra, lo que determina en gran parte el color de la piel:

  • Eumelanina Biopolímeros de color negro o marrón responsables de las coloraciones más oscuras. Presentan mayor acción protectora frente a las radiaciones ultravioleta.
  • Feomelanina Biopolímeros de color rojizo amarillento responsables de las coloraciones claras. Presentan menor acción protectora frente a las radiaciones ultravioleta.

Fototipos cutáneos

Existe una extensa variedad de pieles, con características propias y, por lo tanto, que reaccionan de manera muy distinta a las agresiones externas. Cada una de ellas necesita una actuación concreta, por lo que antes de determinar un tratamiento antimanchas es imprescindible tener en cuenta esta “identidad propia”. Adaptar el programa a las necesidades de cada caso, será la mejor garantía de éxito. 

Fototipo I Piel muy clara, ojos azules. Se quema con rapidez. Nunca se broncea.

Fototipo II Piel clara, pelo rubio o pelirrojo, ojos azules y pecas. Se quema con rapidez y nunca se broncea.

Fototipo III Se broncea con tono marrón claro. Lo hace gradualmente y de forma uniforme. Se quema moderadamente. Raza blanca o caucásica.

Fototipo IV Pelo y ojos oscuros. Cuando se broncea adquiere un con color marrón medio. Apenas se quema. Raza mediterránea, mongólica y oriental.

Fototipo V Piel morena. Su bronceado es de color marrón oscuro. Se quema excepcionalmente. Raza hindú.

Fototipo VI Piel de color negro. Nunca se quema. Raza negra.

Piel FOTOdañada

La acumulación del sol en la piel causa importantes daños estructurales. El uso diario de una cosmética reparadora es la solución más inteligente para prevenir el envejecimiento. Los nuevos tratamientos reparadores actúan sobre la matriz extracelular, reequilibrando su estructura y frenando el envejecimiento actínico. Gracias a su acción, la piel, reprogramada, se reordena de nuevo desde el interior, recuperando así su juventud, vitalidad y energía. 

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Aunque la piel contiene sus propios sistemas para neutralizar los excesos oxidantes producidos por el sol, a veces su auto-mecanismo de defensa se saturan, por lo que es necesario echarles una mano. Para ello, la cosmética fotoreparadora ha introducido en su formulación efectivos principios activos capaces de contrarrestar sus efectos negativos. Entre los ingredientes reparadores estrella destacan los retinoldes, que además son capaces de actuar sobre la matriz extracelular MEC y devolver a la piel toda su juventud y lozanía.

 

Retinoides

reestructuradores de belleza 

El uso de los retinoides en estética se remonta 50 años atrás. Originalmente se aplicaban en medicina estética para tratar problemas derivados del acné. A raíz de ello se descubrió que tenían un efecto antiedad, reparador y regenerante excepcional. Los retinoides se dividen en 2 dos grandes grupos, los naturales entre los que se encuentran el retinol y sus esteres, retinol o retinoico; y los sintéticos, como por ejemplo el tazaroteno, adaptaleno, alitretinoina… También están los pro-retinoides o sustancias capaces de convertirse en retinoides, como el caroteno o pigmento rojo presentes en muchos vegetales de tono rojo.

Los retinoides se usan en cosmética por su valor parar combatir los signos de la edad, originados tanto por el estrés oxidativo natural (edad cronológica) como extrínsecos o fotoenvejecimiento. Veamos más detenidamente cómo actúan:

En caso de arrugas, flacidez y pérdida de elasticidad. Aumentan el TGT- b, y reactivan la síntesis de colágeno, a la vez que inhiben los MMP’s y reducen la degradación del colágeno. Al reorganizar el colágeno y elastina en dermis papilar y reestructurar el DEI, las arrugas se reducen considerablemente y la piel mejora en firmeza y elasticidad.

En caso de manchas y tono poco uniforme. Disminuyen la actividad de la tirosinasa y la melanina tisular, ala vez que inhiben la transferencia de los melanosomas.

Vitamina A, la estrella. La vitamina A se presenta en tres formas de oxidación: retinol (alcohol), retinol (aldehido) y retinol (ácido). La forma ácida es la biológicamente activa. Las otras dos formas actúan como precursoras de la última, a través de un proceso de oxidación enzimática controlada por las propias células. Como el ácido retinoico presenta una elevada toxicidad cutánea, la piel tiende a transformarlo y almacenarlo en forma de retinol, con mejor perfil toxicológico y mayor estabilidad. El 99% de los retinoides de la piel están en forma de retinol (retinol linoleato) y se almacena básicamente en la membrana de las células. El otro 1% en forma de retina o retinoicol regula los procesos biológicos dependientes de ácido retinoico. La eficacia biológica de las distintas formas de la vitamina A es diferente en función de las transformaciones que sean necesarias para convertirla en la forma activa. Así comparar la eficacia de un producto a través de la concentración de peso de reincide formulado no resulta útil, siendo necesario expresarlo a través las UI (Unidades Internacionales de Actividad), en este caso con UI de RE (UI de retinol equivalente)

En cosmética, el uso de la vitamina A ácido está prohibido por su elevada toxicidad pero están autorizadas sus formas precursoras, siendo la más habitual la forma alcohol (el retinol). Aún así ésta presenta limitaciones, de manera que no se recomienda pasar de las 3000UI/gr en formulaciones cosméticas. En consecuencia, el retinoide más utilizado es el retinol ya que tiene una mayor absorción cutánea, una metabolización más rápida a retinoico…

¿Cómo actúan los retinoides en la piel? Consiguen estimular la proliferación de los queratinocitos. Pero hay que tener en cuenta que la dosis excesiva de retinoides pueden alterar el proceso normal de renovación de la función barrera, pudiendo desencadenar eritema o irritación. El fenómeno de fotosensibilización de los retinoides es similar al que producen los exfoliantes a base de ácidos. Los retinoides son moléculas extremadamente inestables, de manera que la temperatura, las sustancias oxidantes o los rayos UV los pueden degradar a gran velocidad. De ahí el auge de las sustancias  retinoid-like, que aunque no pertenecen a la familia de los retinoides, son capaces de activar los receptores de ácido retinoico (RARs) y de actuar como tales. Las nuevas investigaciones se han centrado en encontrar sustancias “retinoid-like” con un mejor perfil toxicológico y una estabilidad moleular mejorada. Es decir, que no desencadenen el eritema retonide (no produzcan irritación), que no se oxiden fácilmente y no sean fotosensibilizantes. En ste campo, la gran promesa es el bakuchiol, con un perfil de expresión genética casi idéntico al del retinol, estable y no fotosensible que ha obtenido unos resultados cosméticos parecidos sin efectos secundarios.

Falta de LUMINOSIDAD

El objetivo de los peelings es eliminar las células muertas que se producen por el proceso natural de queratinización, dando paso a una piel nueva, rebosante de vitalidad. 

 

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En el rostro quedan reflejados, de manera evidente, nuestros hábitos y costumbres, lo mismo que los acontecimientos que nos han ocurrido a lo largo de la vida: las largas exposiciones al sol sin protección se pagan con la aparición de manchas cutáneas, el abuso del tabaco deja la piel grisácea y apergaminada, etc. A partir de los 30 la edad empieza a ser evidente, y el más mínimo exceso se refleja sin disimulo en el rostro; aparecen cambios de tonalidad y las primeras líneas de expresión... se inicia un proceso sostenido y prolongado que es importante paliar. Los peeling cosméticos son una solución idónea para volver a redescubrir la belleza de la piel.

La piel está formada por tres capas: la epidermis que es la más exterior, después se encuentra la dermis, y luego la hipodermis. Los tratamientos cosméticos exfoliantes tienen como “punto de mira” velar por el correcto funcionamiento del sistema de queratinización y la adecuada eliminación de las células muertas que se acumulan en la capa córnea. Un dato curioso es que si ésta no existiera perderíamos diariamente 8,5 libros de humedad. Cuando factores externos e internos debilitan su función barrera, el cemento que mantiene unidas las células epidérmicas exteriores se derrumba. Y entonces, las sustancias dañinas, incluyendo los radicales libres, pueden penetrar en la piel sin impedimentos, haciendo que los factores hidratantes naturales sean eliminados y se acelere la pérdida de humedad. El resultado de este proceso degenerativo es una piel seca, mate, cansada, envejecida y con mayor predisposición a la sensibilidad.

Mientras que en las pieles jóvenes el proceso de renovación celular dura unos 28 días, en las envejecidas este tiempo se alarga a 40 y 60 días. Un dato curioso es que durante la queratinización se elimina diariamente 10 gramos de partículas de piel, y en el transcurso de nuestra vida se pierden aproximadamente el equivalente a 20 kilogramos de queratina. A nivel estético, el resultado de que estas células muertas, conocidas como corneocitos, permanezcan sobre la superficie de la piel da lugar a que se forme una sólida barrera impermeable que impide que las sustancias activas que llevan los productos cosméticos penetren a través de la piel. Otro aspecto importante es que la refracción de la luz sobre la tez sea inadecuada y dé a la piel un tono opaco. Hay ciertos tipos de cutis que tienen una predisposición natural a no eliminar adecuadamente los corneocitos; y son precisamente éstos los que más se favorecen de la acción exfoliante de los peelings. Existen dos formas de exfoliar la piel: la física o manual en la que se engloban productos que incluyen en su textura pequeños gránulos que retiran las células muertas; y la  exfoliación química que consiste en la acción de agentes activos, como por ejemplo los ácidos, que tienen un importante efecto queratolítico.