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PIEL BLANCA, UN HALO DE BELLEZA

Por Nueva Estética

Una tez nítida, luminosa y diáfana es el símbolo de juventud por excelencia. En ella las manchas no ocupan lugar alguno. Su tono es perfectamente uniforme y su aspecto, impecable. Pero no hay que olvidar que factores como el sol y la edad juegan en su contra. Por ello, la actitud más inteligente es diseñar cuanto antes un implacable plan de acción. Hoy, la combinación de nuevos peelings e innovadores productos despigmentantes, unidos a la acción del IPL y el láser, constituyen una “sociedad antimanchas” infalible. 


Manchas

Acción- reacción

La piel tiene un límite!!! Las radiaciones solares, los cambios bruscos de temperatura, la contaminación… suponen enemigos cotidianos, que alteran la  psicología cutánea. Porque, desengañémonos, la piel siente y registra cada uno de los daños en su código biológico, sin perdonarnos ningún descuido. Con el paso del tiempo, como respuesta a estas reiteradas agresiones, su capacidad de defensa disminuye, su grado de sensibilidad aumenta, y reacciona de manera desproporcionada ante las condiciones ambientales. Como consecuencia, ésta se ve incapaz de ejercer correctamente su función de barrera protectora. El resultado es una tez apagada, sin vitalidad, ni luminosidad, y lo que es más alarmante, con mayor predisposición a presentar manchas.

Así es, las manchas son el tercer vértice del triángulo del envejecimiento. Tan molestas y antiestéticas como los otros dos síntomas evidentes del fotoenvejecimiento, arrugas y flacidez, y siempre con el sol como detonante número uno. Sus áreas favoritas son aquéllas que están más a la vista, es decir: manos, cuello, escote y, por supuesto, rostro.

Éstas vienen provocadas por una aceleración en el proceso de formación de la melanina o bien por la interrupción accidental del mismo, causando una hiperpigmentación localizada, o bien unas despigmentación en determinadas zonas, dando así origen a dos grandes tipos de manchas:

  • Acromías Se dan cuado la piel carece de pigmento. Entre las más comunes encontramos el vitíligo y el albinismo.
  • Hipercromías Se trata de todo lo contrario, es decir, vienen producidas por un exceso de pigmento. Entre ellas encontramos las manchas seniles y otras alteraciones como el cloasma o máscara de la embarazada.

A su vez, las manchas se clasifican también según su naturaleza. Las más comunes son:

Pecas. Se tratan de máculas pequeñas hiperpigmentadas de color marrón claro que normalmente no tienden a crecer. Se tienen ya al nacer y se localizan en áreas cutáneas expuestas al sol, principalmente mejillas, frente y escote. Son el resultado del aumento de la pigmentación en la capa basal de la epidermis, pero con presencia de melanocitos muy dentríticos y con abundantes melanosomas.

Cloasma o melasma. Son las manchas que aparecen por la variación de los niveles hormonales durante el embarazo. Son la consecuencia de una alteración hormonal que desencadena una estimulación local de los melanocitos. Presentan un tono amarillento, una forma irregular y una superficie lisa. Se aclaran en invierno y se oscurecen en verano. Generalmente se localizan en pómulos, frente y labio superior.

Manchas de senescencia. Aparecen cuando la melanina deja de repartirse uniformemente en las capas superficiales de la piel, concentrándose en ciertas áreas. En otras zonas, en cambio, desaparece totalmente, dejando pequeñas marcas blancas en forma de estrella.

Lesiones vasculares. También se conocen como couperosis, y consisten en un enrojecimiento producido por la rotura de los capilares, sobre el cual se dibujan finas venitas ramificadas. Suelen darse en nariz, mejillas y raramente en frente o barbilla. En este caso se recomienda el láser vascular.

Manchas genéticas. Pueden ser de color rojo, púrpura o azul. Para eliminarlas se emplea el láser vascular, que calienta los vasos sanguíneos y hace que éstas se colapsen, se atenúen o incluso desaparezcan.

Manchas residuales post-lesiones. Son aquellas que quedan como secuela tras una lesión o inflamación en la piel. Las más frecuentes son las derivadas de granitos, acné, heridas y quemaduras con cera.

Léntigo solar. Estas máculas marrones de bordes irregulares pueden medir varios milímetros, llegando incluso a alcanzar un diámetro de 3 cm. Su aparición deriva de exposiciones solares crónicas, y en general, suelen presentarse a partir de los 40 años; aunque en casos de climas muy soleados o después de haber sufrido quemaduras solares, el riesgo incrementa, pudiendo aparecer incluso a partir de los 30 años. Son más frecuentes en rostro, escote, dorso de las manos, parte alta de la espalda y antebrazos.

 

¿Cómo se pigmenta la piel?

El color de la piel viene determinado por un complejo proceso en el que intervienen diferentes actores. Cada uno de ellos tiene una misión específica y “entra en escena” justo en el momento preciso. La correcta coordinación entre todos ellos es imprescindible para que todo funcione como se espera. Para entender mejor el “intríngulis” de este complicado sistema, hay que tener muy claros estos conceptos clave:

Melanogénesis Es la respuesta natural de la piel para protegerse frente a la acción nociva de las radiaciones solares. Consiste en la fabricación de melanina en el interior del melanocito, célula situada en la capa basal de la epidermis que pasa por distintos procesos de oxidación y difusión hasta llegar al estrato córneo.

Pigmentación Es la protección natural de la piel frente a las radiaciones solares. En este sentido, la melanina, pigmento intracelular, se encarga de  absorber la luz visible, especialmente la luz ultravioleta, protegiendo la piel de sus efectos nocivos. La síntesis de melanina se realiza en la capa más profunda de la epidermis, en el interior del melanocito, en un orgánulo llamado melanosoma. La materia prima para fabricar la melanina es un aminoácido llamado tirosina, que llega a los melanosomas por un proceso de difusión.

La tirosinasa es una enzima clave en la melanogénesis, que inicia un proceso de oxidaciones a través del cual la tirosina se convierte en DOPA, y luego en DOPAquinona; punto común de arranque de la síntesis de feomelaninas y eumelaninas.

Los melanosomas contienen la melanina que se traspasará por unas ramificaciones del melanocito (dentritas) a los queratinocitos. En los queratinocitos se rompen las membranas de los melanosomas y la melanina se distribuye dentro de estas células, protegiendo el ADN celular de las radiaciones ultravioleta. Los queratinocitos exhiben un proceso continuo de diferenciación y emigración por las diferentes capas de la epidermis, hasta llegar al estrato córneo.

Queratización Es la proliferación y diferenciación de los queratinocitos en corneocitos. La melanina queda dentro de los corneocitos y se elimina por el proceso natural de descamación del estrato córneo.

Los melanocitos sintetizan simultáneamente 2 tipos de melanina. Si embrago, ciertos factores genéticos dan predominio a una u otra, lo que determina en gran parte el color de la piel:

  • Eumelanina Biopolímeros de color negro o marrón responsables de las coloraciones más oscuras. Presentan mayor acción protectora frente a las radiaciones ultravioleta.
  • Feomelanina Biopolímeros de color rojizo amarillento responsables de las coloraciones claras. Presentan menor acción protectora frente a las radiaciones ultravioleta.

 

Fototipos cutáneos

Existe una extensa variedad de pieles, con características propias y, por lo tanto, que reaccionan de manera muy distinta a las agresiones externas. Cada una de ellas necesita una actuación concreta, por lo que antes de determinar un tratamiento antimanchas es imprescindible tener en cuenta esta “identidad propia”. Adaptar el programa a las necesidades de cada caso, será la mejor garantía de éxito. 

Fototipo I Piel muy clara, ojos azules. Se quema con rapidez. Nunca se broncea.

Fototipo II Piel clara, pelo rubio o pelirrojo, ojos azules y pecas. Se quema con rapidez y nunca se broncea.

Fototipo III Se broncea con tono marrón claro. Lo hace gradualmente y de forma uniforme. Se quema moderadamente. Raza blanca o caucásica.

Fototipo IV Pelo y ojos oscuros. Cuando se broncea adquiere un con color marrón medio. Apenas se quema. Raza mediterránea, mongólica y oriental.

Fototipo V Piel morena. Su bronceado es de color marrón oscuro. Se quema excepcionalmente. Raza hindú.

Fototipo VI Piel de color negro. Nunca se quema. Raza negra.

 

Los culpables de todo

Factores internos y externos

Las manchas y otras irregularidades pigmentarias afectan a todo tipo de piel, independientemente del origen étnico. Como hemos visto, su aparición se debe a la alteración del sistema pigmentario. Eva morales, experta en cosmética, explica cuales son los principales desencadenantes:

Factores internos Unas de las manchas más frecuentes son las producidas por el embarazo: melasma gravídico. Es un problema que afecta sobre todo a mujeres jóvenes de piel oscura. Suele producirse en el segundo mes de gestación, asociándose al aumento de las hormonas del tipo progestágenos. Es por ello que éstas pueden darse también al tomar anticonceptivos hormonales o terapias hormonales durante la menopausia. El cloasma o melasma aparece en forma de manchas faciales de color marrón, sobre todo en frente, pómulos y zona del labio superior, provocando un problema estético, que puede persistir tras la desaparición del estímulo hormonal (medicamentos o embarazo). Otro factor a tener en cuenta es la enfermedad de Addison, conocida como insuficiencia corticoadrenal primaria, que también puede dar lugar a la aparición de manchas. Aunque cabe señalar que se trata de una alteración relativamente rara, pues se estima una prevalencia de aproximadamente 110 casos/millón de habitantes, con una incidencia de 5-6 casos/millón/año. Por otra parte, la deficiencia de hierro, calcio, Vit. A, E y B también pueden ser la causa de la aparición de ciertas hipercromías.

Factores externos No cabe duda, las manchas más habituales son las relacionadas con el sol, ya que la acción de los rayos ultravioleta causa un importante daño celular. Además, hay que tener en cuenta que el uso de ciertos productos con alto contenido de alcohol, antes de exponerse al sol, pueden agravar todavía más el problema. Asimismo, algunos cosméticos formulados con colorantes, que incluyen preparaciones de mercurio, pueden causar manchas. También hay que tener cuidado con ciertos medicamentos diagnosticados para la hipertensión, diabetes, insomnio… Por su parte, el frío y los cambios de temperatura buscos inciden, y mucho, sobre la formación de las manchas cutáneas. El frío produce una constricción de los capilares que dificulta el aporte de nutrientes y oxígeno a las células, debilitando la estructura de la piel y sus mecanismos de protección. Además, cuando la epidermis se ve repetidamente sometida a cambios bruscos de temperatura, se suceden vasoconstricciones y vasodilataciones que terminan por agotar la capacidad elástica de los capilares.